rabietas infantiles

Cómo manejar las rabietas infantiles: Estrategias efectivas para padres y cuidadores

¿Qué podemos hacer antes las rabietas infantiles? Probablemente hayas visto alguna vez, aunque sea en una película o un anuncio, cómo un niño empieza a llorar, tirarse al suelo y patalear cuando le niegan algún dulce o juguete. Estas escenas, conocidas como rabietas infantiles, pueden ser realmente frustrantes para los padres, que a menudo no saben cómo reaccionar para detenerlas.

¿Qué son las Rabietas Infantiles?

Las rabietas infantiles son expresiones intensas de emociones negativas como la frustración y la rabia. Estas manifestaciones pueden incluir lloros, gritos, tirarse al suelo, patalear y agitarse. En algunos casos, el niño puede echar a correr o mostrar una conducta oposicionista hacia sus cuidadores. Generalmente, las rabietas surgen cuando el niño no puede conseguir algo que desea o no entiende una situación, y también pueden ser una forma de intentar demostrar su creciente independencia.

¿Son Normales las Rabietas?

Aunque pueden resultar irritantes y preocupantes para muchos padres, las rabietas infantiles son normales y frecuentes en la infancia. Aparecen en niños y niñas como respuesta a la frustración en una etapa en la que aún no han aprendido a regular emociones intensas. Estas explosiones emocionales son especialmente comunes entre el segundo y tercer año de vida y suelen disminuir a medida que el niño aprende a manejar sus emociones, generalmente alrededor de los cinco años.

Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo y ayudan al niño a aprender a tolerar la frustración, a demorar la gratificación y a autogestionarse. Sin embargo, no todos los niños las experimentan de la misma manera, y en algunos casos, pueden estar relacionadas con trastornos conductuales como el trastorno negativista desafiante, el TDAH o ciertos trastornos del espectro autista.

¿Cómo Gestionar las Rabietas Infantiles?

Las rabietas pueden ser difíciles de manejar, pero hay algunas pautas que pueden ayudar:

  1. Mantén la calma y evita gritar o pegar: gritar o pegar al niño solo empeorará la situación y puede confundirlo más. Es importante recordar que el niño está tratando de desarrollar su identidad.
  2. Permanece cerca y muestra comprensión: es esencial que el niño sienta tu presencia y entienda que reconoces su sufrimiento, pero sin ceder a sus demandas. Debes hacerle ver que esa actitud no es la adecuada para comunicarse y que, cuando se calme, podrán hablar.
  3. Mantente firme: no cedas ante la rabieta para evitar que el niño aprenda a manipularte a través de estos comportamientos. Es crucial no mostrar rechazo hacia el niño mientras mantienes tu posición.
  4. Protege al niño y a los demás: asegúrate de que el niño no se haga daño a sí mismo ni a los demás durante la rabieta. Protegerlo es fundamental en estos momentos.
  5. Identifica los desencadenantes: comprender qué provoca las rabietas puede ayudarte a evitar situaciones conflictivas y a trabajar en ellas con el niño.
  6. Establece límites claros: los niños necesitan saber cuáles son los límites y qué comportamiento se espera de ellos. Después de la rabieta, trabaja con el niño en la expresión de sus emociones de manera adecuada.

La Importancia de la Comunicación Emocional

Después de una rabieta, es útil enseñar al niño a reconocer y comunicar sus emociones, tanto positivas como negativas, de forma efectiva. Esto no solo ayudará a reducir las rabietas en el futuro, sino que también fomentará un desarrollo emocional saludable.

Información Complementaria

Es importante entender que las rabietas son una fase normal del desarrollo infantil y, con el manejo adecuado, los niños aprenderán a gestionar mejor sus emociones. Estudios como los de la psicóloga infantil Penelope Leach y el pediatra T. Berry Brazelton han subrayado la importancia de la paciencia y la consistencia en la crianza. Además, investigaciones recientes destacan el papel crucial de la empatía y la comunicación abierta en el desarrollo emocional de los niños (Siegel & Bryson, 2011).

Referencias:

Leach, P. (1997). Your Baby & Child: From Birth to Age Five.
Brazelton, T. B. (1992). Touchpoints: Your Child’s Emotional and Behavioral Development.
Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2011). The Whole-Brain Child: 12 Revolutionary Strategies to Nurture Your Child’s Developing Mind.