El síndrome del impostor: características y estrategias para superarlo. ¿Sientes que no mereces tus logros? Así puedes superar este síndrome.
Últimamente, se ha hecho muy conocido por los numerosos famosos que han reconocido sufrirlo; así que vamos a tratar de explicar de qué se trata y cómo se puede superar.
A lo largo de la vida profesional y personal, muchas personas experimentan una sensación inquietante y desalentadora, conocida como el “síndrome del impostor.” A pesar de los éxitos y el esfuerzo dedicados a alcanzar ciertos objetivos, quienes padecen este fenómeno sienten que no merecen su éxito, lo que les lleva a vivir con el temor constante de ser “descubiertos” como un fraude.
¿Qué es el síndrome del impostor?
A pesar de su nombre, el síndrome del impostor no es un trastorno clínico reconocido como una enfermedad mental, sino un fenómeno psicológico que aparece en personas de todas las edades, pero muy especialmente entre estudiantes, profesionales y aquellos que trabajan en entornos competitivos. Se caracteriza por la incapacidad de internalizar los propios éxitos: quienes lo experimentan creen que sus logros son resultado de factores externos como la suerte o el engaño, y no de sus habilidades o esfuerzo.
Este fenómeno tiene consecuencias importantes en el bienestar y en la calidad de vida, ya que mina la autoestima, contribuye al estrés crónico y afecta a la capacidad para asumir responsabilidades y afrontar nuevos retos. Además, puede llevar a problemas en las relaciones, ya que la persona siente que debe ocultar lo que percibe como “falta de mérito” y teme que su entorno descubra que no es tan competente como ellos creen.
Principales características del síndrome del impostor
Este síndrome se puede manifestar de diversas formas y puede crear barreras emocionales y laborales. Lo más común es:
1. Sensación de tener algo que ocultar. Las personas que sufren este síndrome sienten que, de algún modo, ocupan un lugar que no merecen. Este miedo al “descubrimiento” les lleva a ser reservados e incluso a actuar de forma poco auténtica, lo que crea una capa adicional de estrés al preocuparse constantemente por no delatarse.
2. Interpretación negativa del éxito. Curiosamente, el éxito no calma la inseguridad; por el contrario, el síndrome del impostor hace que los logros aumenten la sensación de incomodidad. La persona tiende a verlos como una “amenaza”, un recordatorio de que está en una posición de alto riesgo de ser descubierta como incapaz. Así, asumir nuevas responsabilidades o promociones laborales puede generar aún más presión y ansiedad.
3. Pensamientos centrados en los defectos propios. En un intento por mantenerse alerta, quienes padecen este fenómeno tienden a obsesionarse con sus propios defectos y debilidades, creyendo que cualquier error o debilidad es una señal de que no merecen su posición. Esto lleva a una autoexigencia paralizante, pues piensan que deben anticiparse a cualquier situación que revele estos supuestos defectos.
4. Autoestima basada en la comparación constante. Una característica común del síndrome del impostor es la tendencia a compararse con los demás, siempre desde una perspectiva competitiva. De esta forma, la autoestima y el autoconcepto se ven afectados, ya que se perciben a sí mismos como inferiores en comparación con sus colegas o personas admiradas.
5. Falta de visión a largo plazo. Quienes se ven atrapados en esta dinámica de pensamiento suelen centrarse en el corto plazo. Al no creer que sus logros sean sostenibles, no se permiten planificar a largo plazo ni asumir metas ambiciosas. Esta falta de visión a futuro, a su vez, refuerza la creencia de que no tienen un lugar legítimo en su posición actual.
Estrategias para superar el síndrome del impostor
Aunque superar el síndrome del impostor puede ser un reto, hay estrategias efectivas para reducir su impacto. La terapia psicológica es siempre el recurso más recomendable, ya que permite un apoyo profesional personalizado. Algunos consejos que pueden servirte son:
1. Expresa tus límites y necesidades. Un profesional competente no es quien nunca necesita ayuda, sino quien sabe reconocer sus limitaciones. Hablar con franqueza sobre tus puntos débiles y pedir ayuda cuando sea necesario es una forma de reconocer tu humanidad y de ganar en seguridad. Además, puede hacer que las tareas en equipo y la colaboración fluyan de forma más natural.
2. Define metas claras y concretas. Plantearte metas específicas y medibles te ayudará a visualizar tus avances y logros, haciendo que sea más difícil atribuir el progreso a factores externos. En lugar de fijarte metas abstractas, como “mejorar en mi trabajo”, es útil ser concreto: “entregar un proyecto con menos de dos correcciones”, o “aumentar la precisión en mis informes.” Esto permite ver tu esfuerzo en acción.
3. Observa los fallos de quienes admiras. Idealizar a los demás y considerar que nunca se equivocan es una de las trampas del síndrome del impostor. Observar las dificultades o errores de personas que respetas, sin restarles mérito, puede ayudarte a dejar de aplicar una lógica perfeccionista contigo mismo.
4. Compárate solo contigo mismo/a. La comparación con el propio pasado es una estrategia útil, ya que evita la competencia negativa y refuerza la idea de mejora continua. Reflexionar sobre tus logros y cómo has crecido puede ser una práctica que te permita comprender tu propio valor y motivación.
5. Aprende de tus errores. Cambiar la perspectiva sobre los errores también es crucial. Los fallos no tienen por qué ser algo que ocultar, sino que pueden ser una fuente importante de aprendizaje y crecimiento. Si ves los errores como una oportunidad, poco a poco los irás desvinculando de la percepción de incompetencia.
6. Disfruta de tus logros. Distinguir entre logros más pequeños y otros que representan verdaderos hitos ayuda a reforzar la autoestima. Darte un premio en momentos clave es una forma de reconocer que has llegado a una nueva etapa, lo cual te permite disfrutar de tus éxitos y no desestimarlos.
7. Comparte tus emociones con alguien de confianza. Hablar sobre tus sentimientos y temores ayuda a poner en perspectiva tus inseguridades y a entender que no son algo que te define como persona. Además, verbalizarlas permite organizar las ideas y encontrar un apoyo emocional que puede ser clave para tu bienestar.
Saber más…
Con el uso de estas estrategias y el apoyo de quienes nos rodean, es posible dejar atrás las barreras que crea el síndrome del impostor y vivir plenamente, confiando en nuestra valía y capacidad.
Bibliografía:
- Clance, P. R., & Imes, S. A. (1978). «The Impostor Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention.» Psychotherapy: Theory, Research & Practice*, 15(3), 241-247.
- Langford, J., & Clance, P. R. (1993). «The Impostor Phenomenon: Recent Research Findings Regarding Dynamics, Personality and Family Patterns and Their Implications for Treatment.» Psychotherapy, 30(3), 495–501.
- Kolligian, J., & Sternberg, R. J. (1991). «Perceived Fraudulence in Young Adults: Is There an ‘Impostor Syndrome’?» Journal of Personality Assessment, 56(2), 308–326.